Hay ocasiones en las que un premio es una humillación. Tal es el caso del Premio Pulitzer de Nikole Hannah-Jones por el ensayo principal del Proyecto 1619 del New York Times, ganado en la categoría de Comentario, es decir, escritura de opinión.
El premio Pulitzer en la prestigiosa categoría de Historia fue para el profesor W. Caleb McDaniel de la Universidad de Rice por Dulce sabor de la libertad: Una verdadera historia de la esclavitud y la restitución en América.
El premio “Comentario” es una gran bofetada para el New York Times, que atribuyó a este “replanteamiento” racista de la historia americana inmensos recursos editoriales, incontables millones de dólares, y su credibilidad como el autoproclamado “periódico de referencia”. El comité del Premio Pulitzer no prestó atención específica al proyecto de 1619. Dado el costo del Proyecto 1619, ganar el premio de Comentario es similar a que un éxito de taquilla multimillonario de Hollywood gane el Oscar por nada más que el mejor maquillaje.
El Pulitzer fue sólo para Hannah-Jones, y no para el Times o el Proyecto 1619, que fue lanzado el 13 de agosto de 2019, en medio de un bombardeo publicitario sin precedentes, para coincidir con el cuatrocientos aniversario de la llegada de los primeros esclavos a la Virginia colonial. La revista brillante inicial tenía más de 100 páginas e incluía diez ensayos, un ensayo fotográfico y poemas y ficción de 16 escritores más. En el seguimiento recibió podcasts, una gira de conferencias, planes de lecciones escolares, e incluso un comercial durante los Premios de la Academia. El Proyecto 1619 fue una empresa institucional masiva. Pero lo que el New York Times terminó no fue nada más que un premio individual por “Comentario”. Este es ciertamente el premio de consolación más caro en la historia de los Pulitzers.
En una partida para el premio de Comentario, Hannah-Jones ganó sólo por su único ensayo titulado, “Los ideales fundadores de nuestra democracia eran falsos cuando fueron escritos. Los negros americanos han luchado para hacerlos verdaderos”. No se puede evitar sospechar que el Times ejerció una considerable presión para lograr este mínimo reconocimiento de la existencia del Proyecto 1619. Hannah-Jones venció a los finalistas considerados para todo un año de trabajo. Sus competidores fueron Sally Jenkins, una robusta escritora de deportes del Washington Post, y Steve López del Los Angeles Times, por su serie de columnas sobre la falta de vivienda en la segunda ciudad más grande de América.
La junta del Pulitzer citó a Hannah-Jones por su “arrollador, profundamente divulgado y ensayo personal ” (énfasis añadido). La elección de la palabra es reveladora y condenatoria. La junta no evaluó su ensayo, que definió el contenido del Proyecto 1619, como una elevación al nivel de una historia. Este no es un juicio insignificante. En el ámbito del trabajo académico, la profunda diferencia entre la escritura de una obra histórica y la emisión de opiniones es de carácter fundamental. Como Hegel, entre los más grandes filósofos de la historia, escribió una vez: “¿Qué puede ser más inútil que aprender una serie de opiniones sin fundamento, y qué más sin importancia?” Si bien los pensamientos “personales” de un reportero sobre la historia pueden dar lugar a una “conversación pública”, como reconoce la cita del Pulitzer, no proporcionan la base para la anulación de la historia documentada, y mucho menos un nuevo plan de estudios para las escuelas.
La “conversación pública” a la que se refiere la cita del Pulitzer fue puesta en marcha por el World Socialist Web Site, que publicó en la primera semana de septiembre de 2019 una refutación exhaustiva del Proyecto 1619. El WSWS siguió con una serie de entrevistas con los principales historiadores que sometieron la incursión en la historia sin precedentes y extravagante del Times a una crítica fulminante: Victoria Bynum, James McPherson, James Oakes, Gordon Wood, Adolph Reed, Jr., Dolores Janiewski, Richard Carwardine y Clayborne Carson.
El argumento central de los ensayos y entrevistas era que el Proyecto 1619 atropella la historia. La exposición por parte del WSWS de la investigación de mala calidad del Proyecto 1619, los numerosos errores de hecho y las falsificaciones directas atrajo a una gran audiencia y fueron objeto de discusión en numerosas publicaciones.
El Times respondió desesperadamente, atacando a sus críticos. Como Carson, el editor de los papeles de Martin Luther King, señaló, “la parte más triste de esto [es] que la respuesta del New York Times es simplemente para defender su proyecto”.
El 20 de diciembre de 2019, el editor de la revista New York Times, Jake Silverstein, afirmó que el Proyecto de 1619 había demostrado el hecho asombroso, hasta entonces suprimido por los historiadores, de que toda la experiencia estadounidense, presente y pasada, era el engendro imposible de erradicar de “la esclavitud y el racismo contra los negros que ésta requería”, incluido el “poderío económico” de los Estados Unidos, “su poder industrial, su sistema electoral, su dieta y su música popular, las desigualdades de su salud pública y su educación, su asombrosa tendencia a la violencia, su desigualdad de ingresos, el ejemplo que da al mundo como tierra de libertad e igualdad, su jerga, su sistema legal y los temores y odios raciales endémicos que siguen asolándolo hasta hoy. Las semillas de todo ello fueron plantadas mucho antes de nuestra fecha oficial de nacimiento, en 1776, cuando los hombres conocidos como nuestros fundadores declararon formalmente la independencia de Gran Bretaña”.
Las afirmaciones centrales del Proyecto 1619 se referían a prácticamente todos los campos de la investigación histórica. La esclavitud se transformó en un “pecado original” excepcionalmente estadounidense, y en un vehículo de transmisión del racismo, no en un sistema global de explotación laboral con raíces antiguas. La Revolución Americana se redujo a una conspiración de fundadores de raza blanca que defendían la esclavitud contra la ilustrada aristocracia británica.
Según Hannah-Jones y el Times, la Guerra Civil no se trataba de la destrucción de la esclavitud, sino de una guerra entre hermanos racistas, una interpretación desarrollada por primera vez por los historiadores de Jim Crow hace más de un siglo. No hubo un movimiento abolicionista interracial ni un movimiento laboral en absoluto. A pesar de las afirmaciones sobre poner a “la gente negra en el centro”, no se encuentra a los negros como actores históricos, sólo como víctimas-símbolos de la opresión por parte de los blancos. No hubo ningún Frederick Douglass, ningún Martin Luther King, ningún Renacimiento de Harlem, ninguna Gran Migración. El propio racismo se transformó en un impulso suprahistórico y biológico que, como escribió Hannah-Jones, “corre en el mero ADN de este país”. En esta nueva narración no había lugar para los amerindios, sirvientes contratados [de servidumbre por deudas], inmigrantes, granjeros y trabajadores asalariados.
Además, Hannah-Jones y el Proyecto 1619 insistieron fuerte y crudamente en que sólo los afroamericanos podían captar intuitivamente esta historia. Al publicar su edición especial, el Times se jactó de que “casi todos los colaboradores de la revista y de la sección especial —escritores, fotógrafos y artistas— son negros, un aspecto no negociable del proyecto que ayuda a subrayar su tesis”. Hannah-Jones afirmó en Twitter que los “historiadores blancos” nunca podrían librarse suficientemente del racismo para entender la historia afroamericana y, por lo tanto, podrían ser descartados.
La junta del Pulitzer no hizo caso omiso del hecho de que entre los “historiadores blancos” que Hannah-Jones y el Times denunciaron se encontraban los anteriores ganadores del Pulitzer Gordon Wood y James McPherson —los principales historiadores de la Revolución Americana y la Guerra Civil, respectivamente—. Estos dos académicos han dedicado sus vidas al estudio de las revoluciones gemelas de América. Como joven historiador de 20 años, décadas antes de la publicación de su Grito de Batalla por la Libertad, que ganó el premio Pulitzer, McPherson escribió un estudio significativo del movimiento contra la esclavitud, La lucha por la igualdad: Los abolicionistas y los negros en la Guerra Civil y la Reconstrucción.
La exclusión del Proyecto 1619 de la categoría de Historia afirma la integridad de los criterios de selección del Pulitzer y el prestigio de los anteriores premios a Wood y McPherson permanece intacto.
Cuando Wood y McPherson se unieron a Sean Wilentz y a otros dos eminentes historiadores entrevistados por el WSWS, Victoria Bynum y James Oakes, en una carta dirigida al Times señalando los atroces errores de hecho del Proyecto 1619, Silverstein publicó una carta desdeñosa y despectiva insistiendo en que el proyecto había “consultado a numerosos estudiosos de la historia afroamericana y campos conexos” y que todo el esfuerzo había sido “cuidadosamente revisado [por] expertos en la materia”.
Sin embargo, a principios de marzo, una de las “expertas en la materia” del Proyecto 1619, la profesora Leslie Harris, de la Universidad Northwestern, reveló que sus objeciones al argumento central del Proyecto 1619, —a saber, que la Revolución Americana se había llevado a cabo para defender la esclavitud contra la inminente emancipación británica—, no habían sido tenidas en cuenta. La afirmación manifiestamente falsa de que la Revolución Americana fue una contrarrevolución para defender la esclavitud fue el fundamento esencial de la tesis de Hannah-Jones de que la “verdadera fundación” de los Estados Unidos no fue en 1776, sino en 1619. Silverstein ofreció un modesto cambio de redacción para “corregir” este “error”, pero lo que quedaba de la credibilidad de la empresa, financiada generosamente, se había reducido a escombros.
Vale la pena contrastar el lenguaje de la junta del Pulitzer para los premios de Historia y Comentario. Aunque citaba a Hannah-Jones para su ensayo "personal", llamaba a la obra de McDaniel, Dulce sabor de la libertad “una meditación magistralmente investigada sobre las reparaciones basada en la notable historia de una mujer del siglo XIX que sobrevivió al secuestro y a la reesclavitud para demandar a su captor” (énfasis añadido).
El libro de McDaniel es un ejemplo impresionante de investigación histórica, que implica una lectura voluminosa de la literatura existente, así como el descubrimiento de documentos relativos a la lucha de una esclava liberada que se enfrenta a poderosas fuerzas históricas. Incluye en sus notas numerosas citas de las obras de McPherson, y sostiene el significado revolucionario de la Guerra Civil. Al igual que McPherson, McDaniel, de la Universidad Rice en Texas, resulta que es una “historiadora de piel blanca”. Nos vemos obligados a señalar este detalle, que de otra manera sería irrelevante, porque, según la ideología nacionalista reaccionaria de Hannah-Jones y los editores obsesionados con temas raciales del Times, McDaniel no debería haber sido capaz de comprender “los matices de lo que significa ser una persona negra en América”. El trabajo premiado del historiador desacredita este prejuicio racialista. Evidentemente, los tres académicos que decidieron otorgar al profesor McDaniel el Pulitzer de la Historia no fueron influenciados por el tipo de criterios zoológicos propugnados por Hannah-Jones y el Times .
La respuesta silenciosa del Times al premio de Hannah-Jones en “Comentario” es reveladora, y se encuentra en clara yuxtaposición a la desvergonzada autopromoción, “el zumbido del Pulitzer”, y la arrogante denuncia de los críticos que acompañó a los primeros meses del Proyecto de 1619. Uno puede imaginarse el cacareo que habría seguido a un Pulitzer para el New York Times en la categoría de Historia. En cambio, la notablemente baja cobertura del Times de las selecciones del Pulitzer del 2020 se refiere al premio ganado por su muy promocionado reportero-celebridad en un corto párrafo de unas 225 palabras en el artículo.
El Proyecto 1619 nunca fue sobre historia o incluso periodismo serio. Desde su inicio, en palabras filtradas del editor ejecutivo del Times, Dean Baquet, fue una campaña “ambiciosa y expansiva”, en condiciones de creciente oposición de la clase obrera, para hacer que el tema de la raza fuera “ la historia americana” (énfasis añadido). A este esfuerzo le ha ido mal. El contraste entre las jactanciosas afirmaciones del Times y el contenido real del Proyecto 1619 recuerda el antiguo epigrama:
¿Qué podía producir para que coincida con su promesa de apertura?
Las montañas trabajarán: ¿Cuál es nacido? Un ridículo ratón!
(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de mayo de 2020)
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