Esta semana, casi todos los principales periódicos y noticieros de cable de EE.UU. reportaron que el Gobierno de Biden se está preparando para enviar inminentemente a Ucrania al menos una batería de misiles tierra-aire Patriot.
El sistema de misiles, según reportó CNN, “se enviará prontamente en los próximos días”.
Cada batería cuesta mil millones de dólares y necesita a 90 soldados para operarla, convirtiéndose en el sistema de armas más caro y complejo enviado a Ucrania.
“Es un importante paso en el compromiso estadounidense”, indicó Sean McFate, investigador del Atlantic Council a Syracuse University News. Añadió, “Los Patriot provocarán una reacción rusa” al ser “la acción que más intensifica el conflicto hasta la fecha”.
En un comentario sobre la importancia del anuncio, Keir Giles del centro de pensamiento militarista Chatham House dijo en NBC, “Hemos visto un proceso ascendente en el suministro estadounidense de capacidades más esenciales para Ucrania, ya que ha quedado claro que los ‘límites’ de Rusia no son más que pantomimas y bravuconería”.
De manera consistente con la declaración del presidente Joe Biden en diciembre de 2021 de que “no aceptaré los límites de nadie”, EE.UU. ha identificado y llevado a cabo sistemáticamente acciones que el Kremlin sugirió previamente que provocarían represalias militares contra la OTAN.
En abril, Estados Unidos asistió a Ucrania en hundir el Moskva, el buque insignia de la flota rusa en el mar Negro. Esto fue seguido poco después por el anuncio de que el ejército estadounidense le ayudaría a Ucrania a dirigir sus ataques para asesinar a los generales rusos, así como la admisión de que el Pentágono desplegó personal militar en Ucrania.
En cuestión de meses, Estados Unidos le ha entregado a Ucrania muchos de sus sistemas de armas más avanzados, como el obús remolcado M777, el sistema de misiles de largo alcance HIMARS, el obús autopropulsado M109 Paladin, el misil antirradar HARM y el sistema antiaéreo NASAMS.
El anuncio esperado de que EE.UU. ahora enviará el sistema de misiles Patriot a Ucrania seguiría este patrón de intensificar el conflicto, jugando a no ser la “gallina” con la potencia nuclear de Rusia.
En noviembre, el expresidente ruso Dmitri Medvédev advirtió que, “si la OTAN le entrega sistemas Patriot y personal de la OTAN a los fanáticos de Kiev, serán inmediatamente un blanco legítimo para nuestras fuerzas armadas”.
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov reiteró las declaraciones de Medvédev el miércoles, señalando que el sistema de misiles “definitivamente” sería un blanco para Rusia.
Vladimir Dzhabarov, presidente adjunto del Comité de Asuntos Internacionales del Consejo de la Federación Rusa, declaró el miércoles: “Estados Unidos nos está provocando para que entremos en conflicto directo con la OTAN. Especialmente si suministran el sistema de defensa antiaérea Patriot”.
Añadió que EE.UU. está “realmente poniendo al mundo al borde de una tercera guerra mundial”.
La justificación para enviar misiles Patriot a Ucrania son los continuos ataques con misiles de Rusia contra la infraestructura energética de Ucrania, que están teniendo consecuencias devastadoras para amplios sectores de la población ucraniana.
Pero a la hora de informar sobre la esperada decisión, Voice of America citó al contralmirante retirado Mark Montgomery, quien cuestionó por qué Estados Unidos busca derribar drones rusos, cada uno de los cuales cuesta entre 5.000 y 20.000 dólares, con misiles que cuestan millones de dólares cada uno.
“Los Patriot son un sistema extremadamente complejo y caro para operar. Cada munición Patriot cuesta entre 3 y 4 millones de dólares. Es un sistema muy caro. Agotaría gran parte del dinero destinado a ellos, creo, con un retorno de la inversión muy limitado”. Y concluyó: “Para mí, los Patriot no son una gran respuesta” para defender las ciudades ucranianas de los ataques con drones.
Por supuesto, el sistema Patriot no es una “gran respuesta” para el problema en el que el imperialismo estadounidense dice estar interesado.
El objetivo real, sin embargo, no es defender las ciudades ucranianas, sino permitir que Ucrania obtenga superioridad aérea en apoyo de operaciones ofensivas. Los Patriot, los misiles tierra-aire de largo alcance más avanzados del ejército estadounidense, son capaces de derribar aviones a una distancia de hasta 160 kilómetros, lo que incluye Crimea y el territorio continental ruso.
El Washington Post comentó que la medida representaba un cambio importante respecto a la postura anterior de Biden de que EE.UU. no enviaría armas “avanzadas” a Ucrania. El diario escribió que la Administración “se ha resistido firmemente a enviar cierto armamento avanzado –incluidos misiles de largo alcance, aviones de combate y tanques de batalla— sobre la base de que, a ojos de Rusia, hacerlo implicaría a Estados Unidos aún más en la guerra, y el mantenimiento y funcionamiento de tales sistemas es complejo”.
”El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca”, informó la NBC citando a un funcionario anónimo, ha “recomendado dar marcha atrás”.
Los expertos estadounidenses, mientras tanto, abogan por una mayor escalada. En un artículo de opinión en el Washington Post, Max Boot exigió que Estados Unidos “le dé a Ucrania la capacidad de atacar cada centímetro del territorio ocupado por Rusia”, que, según Boot, incluye Crimea.
Boot escribió: “La semana pasada, Ucrania llevó la guerra a Rusia de una manera pequeña pero simbólica. Según se informa, Ucrania utilizó jet drones para atacar dos bases aéreas profundamente al interior de Rusia, una de ellas a solo 160 kilómetros de Moscú, que se utilizan para operar los bombarderos de largo alcance que lanzan misiles contra las ciudades ucranianas.
Boot señaló que el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken “no condenó los ataques”. De ahí concluyó: “La postura de Estados Unidos parece ser que, si no se emplean sistemas de armamento estadounidenses y los ataques se centran estrictamente en objetivos militares, no se opone a los ataques”.
Y concluía: “Obtener acceso a 'lanzamisiles' de mayor alcance permitirá a los ucranianos atacar más eficazmente esos objetivos militares a lo largo y ancho del territorio ocupado por Rusia. Eso incluye Crimea”.
En Foreign Affairs, el general de división retirado del ejército australiano Mick Ryan señaló: “Si Ucrania puede seguir ganando en el campo de batalla, Kiev podría tratar de aislar y posiblemente incluso apoderarse de todo el Dombás y Crimea. Recuperar ambas zonas es un objetivo declarado del Gobierno ucraniano. Pero queda mucho camino por recorrer antes de que Ucrania llegue al punto de poder invadir Crimea”.
Estados Unidos está intensificando masivamente su participación en una guerra que ha producido un desastre para el pueblo de Ucrania. La economía del país ha quedado destrozada, y la nueva estrategia del ejército ruso de degradar las infraestructuras de energía y agua está teniendo un impacto devastador durante el frío invierno ucraniano.
La Casa Blanca estima que una presión militar y económica cada vez mayor sobre Rusia intensificará las divisiones dentro de la oligarquía rusa, con la esperanza de que esto vuelva posible un cambio de régimen mediante un golpe palaciego contra el Gobierno de Putin.
Sin embargo, hay fuerzas importantes dentro de la elite política rusa que exigen una respuesta más agresiva a las acciones provocadoras de Washington.
El 10 de diciembre, los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social celebraron el mitin, “ ¡Por un movimiento masivo de jóvenes y estudiantes para detener la guerra en Ucrania!”.
En la conclusión del acto, el presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, David North, advirtió: “El resultado de este proceso, a menos que lo detenga la clase obrera, será un cataclismo global que eclipsará la violencia del pasado. Desde el estallido de la guerra, el uso potencial de armas nucleares se ha normalizado en el discurso político”.
Concluyó: “la lucha contra la guerra debe forjar la unidad de la clase obrera internacional y poner fin al dominio capitalista mediante la revolución socialista mundial”.
(Publicado originalmente en inglés el 15 de diciembre de 2022)