Se espera que el sindicato United Auto Workers (UAW) anuncie el viernes que su contrato para 48.500 trabajadores de General Motors fue ratificado. Es un resultado fraudulento de un proceso ilegítimo diseñado para defender los intereses de las compañías automotrices. Al igual que con prácticamente todos los contratos de la industria automotriz en los últimos 45 años, la burocracia del UAW impuso su acuerdo propatronal mediante desinformación, amenazas y probablemente manipulación de votos.
No se puede confiar en nada anunciado por la burocracia del UAW. Para llegar a la verdad, es necesario realizar una auditoría de la votación, incluida una investigación de cómo se manejaron las papeletas. Esta auditoría debe llevarse a cabo bajo la supervisión de comités de base formados por trabajadores en los que confíen sus compañeros y elegidos en cada planta. Los comités de base deben recopilar testimonios de los trabajadores sobre irregularidades y casos de intimidación.
Según las cifras oficiales del sindicato, el acuerdo fue aprobado por solo 2.002 votos de los 30.860 emitidos por los trabajadores de producción, una diferencia extremadamente estrecha del 53,24 a 46,76 por ciento. Entre los trabajadores de oficios calificados, que deben ratificar por separado el acuerdo, se aprobó por 1.261 votos de los 5.097 trabajadores calificados que votaron. Los medios de comunicación citan los votos combinados en el rastreador de ratificación del UAW, pero incluso esto muestra una aprobación estrecha del 54.74 a 45.26 por ciento.
En cualquier caso, ninguna de estas cifras es creíble. Hasta el miércoles por la tarde, el Associated Press, Detroit News y otros medios de comunicación predecían que el acuerdo estaba en camino a la derrota después de días de creciente oposición.
La narrativa cambió repentinamente cuando el UAW anunció que los trabajadores de GM habían aprobado el acuerdo por más del 60 por ciento en la planta de ensamble de Arlington, Texas, un resultado que era incongruente con los rechazos cada vez más grandes en todas las siete plantas de ensamble principales en Michigan, Indiana, Missouri, Tennessee y Kentucky, que lo habían derrotado con votos de “no” de hasta el 69 por ciento.
Los trabajadores de GM han protestado que se vieron obligados a votar dentro de las plantas, en lugar de los salones sindicales, y que estaban bajo la atenta mirada de la gerencia e incluso de las cámaras de la empresa. Otros han dicho que las urnas no estaban protegidas, que no había una cadena clara de custodia de las papeletas y que, sin la supervisión de las bases, no había nada que impidiera que los votos en contra fueran desechados y se añadieran votos a favor. La burocracia del UAW tiene una larga y sórdida historia de tales fraudes, como el caso más conocido contra los trabajadores de Ford Rouge en 2015.
Al igual que en 2015, cuando el acuerdo de Ford parecía que iba a ser rechazado, el UAW una vez más fabricó suficientes votos a favor para aprobar el acuerdo.
Cabe notar que 1.263 de los votos en la ratificación actual del contrato de GM provinieron de los trabajadores de la planta de baterías de vehículos eléctricos Ultium Cells en Lordstown, Ohio, quienes, según el UAW, votaron por 97 por ciento a favor del acuerdo. En el momento de la votación, sin embargo, los trabajadores de Ultium estaban empleados por la empresa conjunta GM-LG Energy y aparentemente no eran elegibles para votar. Lo mismo es cierto para casi 1.000 trabajadores de GM Subsystems Manufacturing LLC, que también participaron en el voto.
Las tácticas antidemocráticas del UAW no se limitaron a GM. En Mack Trucks, los funcionarios sindicales utilizaron métodos mafiosos para obligar a 4.000 trabajadores en huelga a aceptar el mismo contrato respaldado por el UAW que habían rechazado por un margen de tres a uno hace más de un mes. Antes de la votación, los burócratas sindicales locales les dijeron a los trabajadores que serían despedidos y reemplazados por rompehuelgas si rechazaban el acuerdo nuevamente.
En efecto, los trabajadores se vieron obligados a aceptar el acuerdo bajo coacción, con una pistola metafórica en la cabeza, lo que debería bastar para anular el contrato.
Los trabajadores deben rechazar este proceso ilegítimo y exigir una nueva votación en las tres compañías automotrices, junto con Mack Trucks.
Incluso si los resultados de la votación en las Tres Grandes y Mack se aceptaran como verdaderos, la oposición de los trabajadores de GM es un repudio masivo a las afirmaciones de Fain, el presidente Biden, Bernie Sanders, toda la élite política y la prensa de que el UAW había obtenido ganancias “récord” e “históricas” para los trabajadores automotores.
En las fábricas, los trabajadores tomaron su propia medida de este acuerdo. Las disposiciones inadecuadas sobre salarios y el ajuste al costo de vida no revertirán la pérdida masiva de salarios reales que los trabajadores han sufrido debido a décadas de concesiones del UAW y niveles de inflación récord. Los contratos no recuperan las pensiones perdidas ni la cobertura médica para los jubilados, ni pondrán fin al odiado sistema de niveles salariales ni el abuso de los empleados temporales. Tampoco acortarán las agotadoras jornadas y semanas laborales.
Los trabajadores rechazaron las afirmaciones de Fain de que “exprimió hasta el último centavo” de las empresas con sus falsas huelgas “stand up” o “de pie”, que fueron diseñadas desde el principio para tener el menor impacto posible en las empresas. La mayoría de los trabajadores se mantuvieron en el trabajo durante la “huelga”, y todos los trabajadores fueron obligados a volver al trabajo antes de que se celebrara la votación.
Lo más importante es que el acuerdo tiene la intención de allanar el camino para la destrucción masiva de empleos, ya que las corporaciones, con el pleno respaldo de la burocracia del UAW, obligarán a los trabajadores a sufrir el costo de la transición a la producción de vehículos eléctricos. Las ofertas en GM, Ford y Stellantis incluyen compras de “terminación voluntaria del empleo” y califica como “excedentes” ciertas plantas objetivo como el complejo Ford Rouge. El director ejecutivo de Ford ha dicho que espera que la producción de vehículos eléctricos requiera un 40 por ciento menos de trabajadores, lo que significa que las empresas están planeando la destrucción de cientos de miles de empleos.
Un burócrata profesional, Fain fue instalado por medio de una elección amañada en la que casi un millón de miembros activos y jubilados del sindicato fueron excluidos. La burocracia del UAW, con la ayuda del monitor del UAW designado por un tribunal y el Departamento de Trabajo de Biden, se negó tanto a actualizar las direcciones de correo como a informar adecuadamente a los miembros del UAW de que se estaban celebrando elecciones, como lo desenmascaró el trabajador de Mack Trucks, Will Lehman en una serie de desafíos electorales y demandas.
En otras palabras, un presidente ilegítimo del UAW, “elegido” por aproximadamente el 3 por ciento de los trabajadores de base, supervisó el voto ilegítimo del contrato.
Desde el principio, Fain ha trabajado en estrecha colaboración con Biden, quien ha confiado en la burocracia sindical para contener la ira social y sofocar las luchas de los trabajadores ferroviarios y portuarios, los guionistas y actores, los trabajadores de la salud en Kaiser, de UPS, entre otros.
La Casa Blanca está utilizando los aparatos sindicales para imponer el costo total de la crisis económica y los desembolsos masivos para la guerra a espaldas de la clase trabajadora. El papel de la burocracia del UAW quizás fue puesto de manifiesto más crudamente la semana pasada, cuando Fain apareció con Biden en Illinois para celebrar que los trabajadores “volvieron al trabajo”, mientras miles se manifestaban en Chicago contra el apoyo de Washington a la guerra genocida de Israel contra Gaza.
Sin embargo, al imponer las demandas de las empresas, el aparato del UAW y Biden han socavado aún más su credibilidad ya raída. Como explicó Lehman, el trabajador y socialista de Mack Trucks, en un artículo de opinión de Newswee k a principios de este mes, “El presidente del UAW, Fain, puede pensar que ha resuelto los asuntos cancelando las huelgas en las Tres Grandes. Pero los contratos del UAW solo intensificarán la desigualdad y alimentarán la rebelión de base de los trabajadores”.
La lucha de los trabajadores automotores es parte de una nueva erupción de la lucha de clases a nivel internacional. Está surgiendo un movimiento global de masas contra la austeridad, la desigualdad y la guerra. El mayor desarrollo de este movimiento requiere la expansión de la red de comités de base en las fábricas y lugares de trabajo y su coordinación a nivel mundial a través del trabajo de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB).
(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de noviembre de 2023)
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