Un video de la campaña de Biden la semana pasada reveló algo importante sobre el papel del aparato sindical como eje en la estrategia y los planes de guerra del imperialismo estadounidense.
El video señalaba el reciente respaldo a Biden por parte del sindicato United Auto Workers, mostrando un intercambio de palabras tras bastidores entrel el presidente del UAW, Shawn Fain, y Biden.
El video comienza con Fain diciendo: “Señor presidente, es hora de que vayamos a la guerra y pongamos la fuerza de nuestros miembros detrás suyo. Estoy deseando que ese momento llegue. Y lo vamos a hacer”.
Biden: “Tengo confianza”.
Fain: “Estoy deseando que ese momento llegue”.
Biden: “Yo también”.
¿A qué “guerra” se refiere Fain? Es de suponer que el presidente del UAW intentaría justificar el comentario como una muestra de su total compromiso con la reelección de Biden y su oposición a Trump.
Pero el comentario tiene un significado más simple y literal: el presidente del UAW le prometió a Biden que enviará a los trabajadores a luchar y morir en guerras en nombre del imperialismo estadounidense. Era una promesa de que impondrá una disciplina brutal propia de tiempos de guerra y una explotación intensificada en las fábricas, con el fin de producir equipos militares para Washington y sus aliados, y generar súper ganancias para las corporaciones.
La declaración de “ir a la guerra” de Fain ciertamente fue tomada de forma literal por los espectadores en Instagram, con algunos de los comentarios más populares denunciando las guerras de EE. UU. en general y el genocidio respaldado por EE. UU. en Gaza en particular (notablemente, los comentarios que se referían específicamente a Gaza fueron censurados poco después de aparecer).
- “El presidente de las guerras”.
- “Esto es simplemente lamentable, ¿cómo puede alguien desear una guerra?”.
- “Hoy me quedo sin palabras para expresar cuánto desprecio a este Gobierno. #CeseElFuego”.
El aparato del UAW está poniendo todo su apoyo y recursos en apoyo a un presidente que está intensificando rápidamente las guerras y las operaciones militares de EE.UU. en Europa y Oriente Próximo, guerras que son muy impopulares entre los trabajadores y los jóvenes. Al mismo tiempo, los preparativos para la guerra con Irán y China están muy avanzados.
La ira popular contra Biden se ha centrado en su apoyo al genocidio israelí en Gaza. La campaña de limpieza étnica de Israel, llevada a cabo con armas y ayuda estadounidenses, ha causado más de 27.000 muertes —la mayoría mujeres y niños— y horribles crímenes de guerra todos los días, incluidos bombardeos selectivos de escuelas y hospitales y la hambruna masiva como política deliberada.
Fain y la conducción del UAW se han presentado en las últimas semanas como partidarios de un alto el fuego en Gaza. La junta ejecutiva del UAW adoptó una resolución cínica y sin efecto que pedía un alto el fuego. Pero el papel objetivo de la burocracia del UAW ha surgido cada vez más claramente como un instrumento de la clase dominante para suprimir la oposición a la guerra entre los trabajadores.
En los eventos de campaña de Biden organizados por el UAW en las últimas dos semanas, las protestas contra el genocidio respaldado por Estados Unidos en Gaza han sido reprimidas por la fuerza. En las afueras del recinto de la Región 1 del UAW en Warren, Michigan, el jueves, la policía antidisturbios se enfrentó con porras y vehículos blindados a manifestantes propalestinos.
En la conferencia del UAW de hace dos semanas, en la que se anunció formalmente el respaldo a Biden, varios miembros del UAW fueron sacados a rastras de la sala por gritar “¡Alto el fuego ya!” durante el discurso de Biden, mientras Fain observaba. En particular, el video de campaña de Biden concluye con los burócratas sindicales gritando “¡UAW! ¡UAW! UAW!” en la conferencia, mientras intentaban ahogar las protestas de los manifestantes en apoyo a Gaza.
El apoyo del UAW a Biden es en sí una confirmación adicional de la política reaccionaria y del papel proimperialista de la organización pseudoizquierdista, Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), cuyos miembros ocupan puestos tanto en la Junta Ejecutiva del UAW como entre los funcionarios de alto nivel bajo Fain. El director de la Región 9A del UAW, Brandon Mancilla, un miembro del DSA que votó al igual que el resto de la Junta Ejecutiva a favor de respaldar a Biden, ha buscado de forma patética y absurda presentarse como un crítico del “proceso” de apoyo que lleva a cabo el UAW después de estos hechos.
Los comentarios de Fain prometiendo a Biden que los miembros del UAW “irán a la guerra” son el último indicio de las discusiones al más alto nivel entre ambos sobre cómo la burocracia sindical puede apoyar los objetivos bélicos del imperialismo estadounidense. El año pasado, Fain y Biden aludieron repetidamente a la conversión de plantas automotrices a la producción militar durante la Segunda Guerra Mundial, el llamado “arsenal de la democracia”. Si bien se presentó como un brillante ejemplo de colaboración entre sindicatos, Gobiernos y empresas, esa política implicó la imposición por parte del UAW de una intensa aceleración del trabajo y la promesa de no realizar huelgas. No trataba de combatir el fascismo, sino más bien apoyar los objetivos geopolíticos del capitalismo estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero en la actualidad lo que se está discutiendo entre el UAW y la Administración de Biden se debería llamar más correctamente el arsenal del genocidio. Biden depende del UAW y las otras burocracias sindicales para encadenar a la clase trabajadora al impulso de guerra del imperialismo estadounidense, mientras Washington busca ejercer la dominación global a través de la fuerza militar.
La burocracia del UAW, junto con sus contrapartes entre los Teamsters y otros sindicatos, se han dedicado sistemáticamente a bloquear las huelgas o mantenerlas extremadamente limitadas, como durante las falsas huelgas “stand-up” de Fain el año pasado.
El temor de Biden y de la élite política capitalista es que cualquier avance significativo de los trabajadores desencadene un movimiento incontrolable de demandas salariales que socavaría las operaciones militares de Washington. La clase dominante está doblemente preocupada por cualquier signo de oposición a la guerra entre los trabajadores y cuenta con que el aparato sindical lo apague o lo desvíe de la manera más rápida posible.
El imperialismo norteamericano está llevando a cabo una guerra dirigida contra la clase obrera a nivel internacional, una guerra que necesariamente adquiere un carácter cada vez más bárbaro, trayendo consigo todos los peores horrores del siglo XX, incluyendo el genocidio y el fascismo. La guerra en el exterior requiere una guerra interna, contra los empleos y salarios de los trabajadores y contra los programas sociales vitales.
La oposición de los trabajadores a la guerra y a los ataques a sus puestos de trabajo ya está surgiendo. Lo que se necesita es construir una dirección política consciente en la clase obrera que fusione las luchas contra la guerra y la explotación sobre la base de un programa socialista.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de febrero de 2024)