Hoy es el Día del Trabajo en Estados Unidos, que tradicionalmente marca el inicio de la etapa final de las elecciones presidenciales. En los últimos dos meses de sus campañas, ambos partidos, los demócratas y los republicanos, estarán involucrados en un engaño político masivo.
La campaña de Kamala Harris está haciendo todo lo posible para evitar discutir su verdadera agenda, que se concentra en la escalada de las guerras imperialistas. La campaña de Trump está combinando sus políticas fascistoides, que expresan los intereses de sectores despiadados de la oligarquía corporativa y financiera, con una avalancha de demagogia populista.
Los eventos oficiales del Día del Trabajo organizados por el aparato sindical son una burla de cualquier idea de poder obrera. El aparato sindical está tratando de presentar a Harris como la candidata de la clase trabajadora, en condiciones en las que el propio aparato está ayudando a implementar un gran asalto a los empleos y los salarios.
El UAW recibirá a Harris en Detroit un mes antes del despido masivo de más de 2.000 trabajadores en la planta de ensamble de camionetas de Stellantis en Warren, Michigan, el 8 de octubre, que el UAW está ayudando a implementar. En la planta de autopartes Dakkota en Chicago, el UAW obligó a los trabajadores a votar cinco veces sobre el mismo contrato propatronal respaldado por el UAW, que finalmente fue aprobado bajo amenazas y chantaje el sábado.
Un punto central de la estrategia política del Partido Demócrata es la utilización del aparato sindical para subordinar a los trabajadores a la guerra. Esto es lo que el presidente Biden quiso decir cuando se refirió a la AFL-CIO como su “OTAN nacional”.
Se puede decir con certeza que en sus comentarios del Día del Trabajo Harris no dirá nada sobre el hecho de que actualmente se está produciendo una enorme escalada en la guerra contra Rusia, incluido el despliegue de tanques de la OTAN en territorio ruso y, el domingo, ataques coordinados con aviones no tripulados en Moscú y otras ciudades rusas. El viernes, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, miembro de la OTAN, advirtió que la guerra en Ucrania “corre el riesgo de convertirse en una guerra con armas nucleares”.
Al mismo tiempo, la participación directa de la Administración de Biden-Harris en el genocidio de Israel en Gaza ha provocado una repulsión e indignación en las masas. Mientras Harris habla de un “alto el fuego”, el régimen de Netanyahu en Israel, con el apoyo de Estados Unidos, está expandiendo el genocidio a Cisjordania, mientras amenaza con una guerra regional dirigida a Irán.
Todo debe subordinarse a esta agenda de guerra. El Partido Demócrata, que es el partido de Wall Street, las agencias militares y de inteligencia y los sectores privilegiados de la clase media-alta, es incapaz de hablar o promover políticas que aborden la catástrofe social que enfrentan las masas de trabajadores y jóvenes.
Esto es lo que le da a Trump y a los republicanos la capacidad de sacar provecho de la ira social. Sin embargo, hay que advertir a los trabajadores: Trump y su movimiento MAGA son una nueva forma de fascismo al estilo estadounidense.
Trump, siguiendo el modelo de Hitler y Mussolini, afirma que “salvará los empleos estadounidenses” e incluso pondrá fin a la guerra contra Rusia en Ucrania. El verdadero programa de Trump, sin embargo, es la aplicación despiadada de los dictados de la oligarquía financiera.
En el “Proyecto 2025” de los republicanos y la agenda “Estados Unidos ante todo” de Trump, esta política se detalla: la eliminación de todas las regulaciones sobre la explotación empresarial, recortes masivos en los programas sociales y más recortes de impuestos para los súper ricos. Esta es la razón por la que la campaña de Trump está financiada por importantes sectores de la aristocracia financiera, como el director ejecutivo de Blackstone, Stephen Schwarzman (con un patrimonio neto de 43.200 millones de dólares) y el jefe y propietario de Tesla y la plataforma X, Elon Musk (con un patrimonio neto de 243.700 millones de dólares).
El foco de la demagogia fascista de Trump son los inmigrantes y refugiados, a quienes busca convertir en chivos expiatorios de la crisis social en los Estados Unidos, distrayendo de la élite corporativa y financiera que explota a los trabajadores de todas las razas y nacionalidades. Ha amenazado con desplegar la Guardia Nacional para detener y deportar a millones de trabajadores inmigrantes.
Es decir, amenaza con establecer una dictadura militar. El blanco principal de la evisceración de los derechos democráticos básicos es la clase trabajadora.
Esta es la “elección” que se le ofrece a la población en las elecciones. Todo el proceso es en sí profundamente antidemocrático. Ambos partidos, particularmente los demócratas, buscan evitar que cualquier candidato además de Harris y Trump aparezca en la boleta electoral, aprovechando las reglas que a menudo requieren decenas de miles de firmas o más en cada estado para aparecer en la boleta. Se hace todo lo posible para excluir cualquier articulación política de los intereses de la clase trabajadora.
Independientemente de cuál candidato gane, será seguido por la expansión de la guerra, que amenaza con desencadenar una aniquilación nuclear, la intensificación del asalto a los derechos democráticos y una escalada de los ataques a las condiciones de vida. Además, ambos partidos están absolutamente comprometidos con la política del “COVID para siempre”, en medio de una nueva e importante ola de infecciones y muertes.
En las grandes masas de clase trabajadora y la juventud, crecen la ira y el descontento social. Sin embargo, la transformación de esta oposición en un movimiento consciente por el socialismo no es automática.
Al anunciar la campaña electoral del Socialist Equality Party (SEP; Partido Socialista por la Igualdad) en EE.UU. de Joseph Kishore para presidente y Jerry White para vicepresidente, el presidente nacional del SEP, David North, escribió que el propósito de la campaña es:
elevar la conciencia política de la clase trabajadora, para desarrollar su comprensión de que no es posible hallar una solución a los problemas del pueblo trabajador sin poner fin al sistema capitalista y reemplazarlo por el socialismo, y que esta gran tarea histórica solo puede lograrse mediante la adopción de una estrategia global que busque movilizar el poder de la clase obrera estadounidense e internacional en una lucha unificada contra el sistema capitalista mundial.
Esta es la tarea fundamental que enfrentan los trabajadores y los jóvenes en los dos meses hasta las elecciones y más allá.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de septiembre de 2024)