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Perspectiva

Los demócratas utilizan filtración sobre ataque contra Yemen para promover guerra imperialista

El secretario de Defensa Pete Hegseth, derecha, sale del Despacho Oval en la Casa Blanca, 21 de marzo de 2025, Washington D.C. [AP Photo]

El Partido Demócrata, que ha sido cómplice y en gran medida ha guardado silencio sobre la ofensiva fascista del presidente Donald Trump contra los derechos democráticos, los programas sociales y los trabajadores federales, ha encontrado repentinamente su voz esta semana. Los senadores y representantes demócratas aullaron y sacudieron sus puños, no por el salvajismo de la Administración de Trump, sino porque los principales asesores de seguridad nacional de Trump no fueron lo suficientemente cuidadosos en la preparación del bombardeo de Yemen, un acto de asesinato en masa que los demócratas apoyan con entusiasmo.

La filtración de un chat de la aplicación Signal donde se discutía el bombardeo estadounidense de objetivos controlados por los hutíes en Yemen, fuerzas opuestas a Arabia Saudita e Israel, se ha convertido en el tema central del “debate” en el Washington oficial. Los comentaristas de los medios de comunicación han hablado de poco más. Por horas de audiencias televisadas ante el Comité de Inteligencia del Senado el martes y el Comité de Inteligencia de la Cámara el miércoles, los demócratas interrogaron a altos funcionarios de la Administración de Trump sobre vulneración de la seguridad porque se incluyó accidentalmente al editor de Atlantic, Jeffrey Goldberg, en el grupo de chat.

Goldberg detalló lo que vio en el chat en un importante artículo publicado por la revista el lunes. Después de que altos funcionarios negaran sus afirmaciones de que se discutieron operaciones militares clasificadas, publicó la transcripción completa del chat el martes por la noche. El documento confirmó su relato y reveló, como era de esperar, que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca Karoline Leavitt y otros habían mentido descaradamente sobre el incidente.

Como señaló ayer el WSWS:

La inclusión accidental de Goldberg en la planificación de la guerra provocó la indignación del Partido Demócrata y los medios de comunicación, no por la guerra criminal de agresión ni los crímenes de guerra que se estaban planeando, sino porque la discusión tuvo lugar fuera de los canales militares seguros.

Los dos días de audiencias del Comité de Inteligencia del Congreso son eventos programados desde hace mucho tiempo, que se celebran cada año, en los que los principales funcionarios de inteligencia militar dan sus evaluaciones de las principales amenazas globales a los intereses de la élite gobernante estadounidense. Como de costumbre, estos consisten en una sesión abierta por la mañana, celebrada ante cámaras de televisión con mucha politiquería, y una sesión cerrada por la tarde para una discusión más franca de los crímenes cometidos por el imperialismo estadounidense en todo el mundo.

Durante las audiencias del Senado y la Cámara de Representantes, los demócratas generalmente respaldaron la lista de “amenazas”: China, Rusia, Irán y Corea del Norte, en ese orden. Mark Warner, el demócrata de mayor rango en el panel del Senado, señaló que los funcionarios de la Administración de Biden habían presentado la misma lista hace un año. Criticó a Trump por revertir la política estadounidense sobre Ucrania y Rusia, la principal área de divergencia entre los dos partidos capitalistas, antes de cambiar el enfoque a la vulneración de seguridad en la víspera del bombardeo de Yemen.

Esto marcó la pauta para otros senadores demócratas, que exigieron la renuncia de Hegseth y Walz y pidieron una investigación independiente sobre cómo se incluyó a Goldberg en la llamada, ahora bajo revisión de la Casa Blanca de Trump. Varios senadores contrastaron la “negligencia” en Signal con la supuesta profesionalidad de los protocolos de comunicaciones en el Pentágono, la CIA y la “comunidad de inteligencia” en general.

Ni un solo demócrata cuestionó la legalidad o moralidad de la operación militar, en la que decenas de civiles yemeníes inocentes fueron masacrados y varios líderes hutíes fueron blanco de asesinato, ambos crímenes internacionales.

En la audiencia de la Cámara de Representantes al día siguiente, después de que Goldberg publicara la transcripción completa de la discusión sobre Yemen, la indignación de los demócratas aumentó. El demócrata Jim Himes, exbanquero de Goldman Sachs y líder de la facción derechista Nuevo Demócrata, inició alegando sobre la política de Trump: “Ahora estamos en el Equipo Kremlin”.

Himes señaló la participación del jefe negociador para Oriente Próximo, Steve Witkoff, en el chat de Signal durante su visita a Moscú y exigió saber qué tipo de teléfono había usado. Himes hizo referencia a las “140 estrellas” en la sede de la CIA, que conmemoran a agentes asesinados en servicio, y afirmó que “muchos de ellos murieron debido a la falta de juicio de los reporteros o los líderes”.

La declaración más agitada provino del demócrata de Colorado Jason Crow, uno del creciente número de “ demócratas de la CIA ” reclutados directamente en el Congreso por el aparato de inteligencia militar. Crow, excomandante de las fuerzas especiales en Afganistán, ejemplifica la integración del Partido Demócrata con el aparato de seguridad nacional.

Crow concluyó un largo interrogatorio del panel de asesores de Trump de la siguiente manera:

Fui desplegado tres veces en combate al servicio de esta nación. Aprendí en mi tiempo de servicio que la responsabilidad es fundamental para el liderazgo... Es completamente indignante para mí, completamente indignante que los funcionarios de la Administración se presenten hoy ante nosotros con impunidad, sin aceptar la responsabilidad... Es indignante, y es un fracaso de liderazgo, y es por eso que el secretario Hegseth, que sin duda transmitió información clasificada a través de ese chat, debe renunciar de inmediato. Nada puede arreglarlo. No puede haber correcciones hasta que haya rendición de cuentas, y le pido a la Administración que avance con la rendición de cuentas.

¿En qué consiste este “avance”? La principal crítica de los congresistas demócratas a Trump es que está debilitando la posición global del imperialismo estadounidense al abandonar a sus principales aliados y Estados clientelares, particularmente Ucrania y la OTAN, además de antagonizar a estos aliados a través de provocaciones como la propuesta de comprar Groenlandia y anexar Canadá.

En cuanto a la política estadounidense en Oriente Próximo, los demócratas están totalmente alineados, ya que han invertido decenas de miles de millones en apoyar el genocidio de Israel en Gaza, que ahora se expande a Cisjordania, Líbano e incluso Yemen. Fue la Administración de Biden la que lanzó la represión de las protestas propalestinas en los campus universitarios, una campaña que Trump ahora ha fusionado con su ofensiva antiinmigrante para crear una atmósfera represiva más amplia que la caza de brujas mccarthista de la década de 1950.

En una discusión relevante durante la audiencia del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, la representante republicana fascistizante, Claudia Tenney de Nueva York, le preguntó al director del FBI, Kash Patel, si la agencia estaba monitoreando y compilando listas de personas involucradas en las llamadas protestas “pro-Hamás” en las universidades. Patel confirmó que el FBI lo estaba haciendo. Ni un solo demócrata planteó algún problema ni expresó ninguna objeción.

Cuando la Administración de Trump secuestra a estudiantes universitarios por su oposición al genocidio de Gaza, planeando deportarlos por ejercer su derecho a la libre expresión, el Partido Demócrata guarda silencio.

Cuando Trump desata al milmillonario copresidente para política interna, Elon Musk, para que emprenda contra los trabajadores federales, despidiendo a decenas de miles, difamándolos como burócratas perezosos y no calificados, los demócratas solo se ponen nerviosos. Realizan mítines con funcionarios sindicales que están igualmente comprometidos a no hacer nada, en los que ambos se comprometen a apoyar demandas que finalmente serán escuchadas por una Corte Suprema con una súper mayoría de extrema derecha.

Cuando Trump y sus aliados fascistas proceden a destruir programas sociales vitales como el seguro social, Medicare, Medicaid y los cupones de alimentos, de los que dependen cientos de millones de personas, los demócratas dicen que son impotentes para detenerlo. Luego, el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, entrega el voto crítico para mantener el Gobierno de Trump y Musk financiado por otros seis meses.

Pero cuando se les da la oportunidad de atacar a Trump desde la derecha, los demócratas aprovechan la oportunidad. Deploran la incompetencia de aquellos que Trump ha designado para ocupar los altos cargos en el aparato de seguridad nacional de los Estados Unidos y exigen que se desate todo el poder de la maquinaria de guerra, espionaje y provocación de los Estados Unidos.

Esta es una demostración del carácter de clase del Partido Demócrata. Es uno de los dos partidos de la oligarquía financiera estadounidense, inalterablemente comprometidos con la defensa de la clase dominante en el país y en el extranjero. La defensa de los empleos, los niveles de vida y los derechos democráticos de los trabajadores, en Estados Unidos y en todo el mundo, depende de la movilización política de la fuerza social opuesta, la clase obrera internacional, sobre la base de un programa socialista revolucionario.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de marzo de 2024)