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El ministro de Finanzas alemán presenta un presupuesto de guerra

El martes, el nuevo gobierno federal de Alemania aprobó el proyecto de presupuesto para el año en curso y las directrices presupuestarias hasta 2029. Estas contemplan una triplicación del gasto en defensa en un plazo de cinco años. El gobierno federal ahora prevé alcanzar la meta de la OTAN de destinar el 5 por ciento del PIB al gasto militar y otras partidas relacionadas con la guerra para 2029 en vez de 2035.

Lars Klingbeil en noviembre de 2023 con miembros de la Asociación de la Bundeswehr [Photo by DBT / Xander Heinl]

El presupuesto del ministerio de Defensa aumentará de 52.000 millones de euros en 2024 a 153.000 millones en 2029. Esto representa cerca del 27 por ciento del presupuesto total, frente al 11 por ciento anterior. Además, se gastarán miles de millones adicionales en expandir una infraestructura preparada para la guerra y en promover conflictos armados. Solo este año, se han asignado 8.300 millones de euros para el apoyo militar a Ucrania.

Este programa de rearme se financia mediante un endeudamiento masivo. El ministro de Finanzas, Lars Klingbeil, ya planea contratar nuevos préstamos que suman 143.100 millones de euros este año. Para 2029, se espera que esta cifra aumente a 185.000 millones. En total, la deuda adicional ascenderá a 850.000 millones de euros. La carga de la deuda del gobierno federal aumentará en más de la mitad en cinco años, pasando de 1.617.000 millones de euros (al 30 de abril de 2025) a 2.464.000 millones.

Esto ha sido posible gracias a la autorización de más de 1 billón de euros en préstamos que la Unión Demócrata Cristiana/Unión Social Cristiana y los socialdemócratas aprobaron en marzo con el apoyo de los Verdes—y en el Bundesrat también del Partido de Izquierda. Esta medida exime al gasto militar y a ciertas inversiones del tope de endeudamiento.

Con este elevado nivel de deuda nueva, el ministro de Finanzas Klingbeil, quien también es presidente del SPD, intenta retrasar un enfrentamiento abierto con la clase trabajadora. Este enfrentamiento sería inevitable si todos los fondos para el rearme se transfirieran inmediatamente del gasto social y otras partidas presupuestarias. Sin embargo, eso no significa que la población no tendrá que pagar el precio del rearme.

El hecho mismo de que Klingbeil disponga del margen financiero para tal nivel de endeudamiento es resultado de décadas de recortes sociales. El tope de endeudamiento, que establece límites estrictos al endeudamiento gubernamental, fue consagrado en la Ley Fundamental en 2009 precisamente con este propósito. Como el propio Klingbeil enfatizó, la baja proporción de deuda del 63 por ciento en comparación con otros países le permite ahora contratar grandes préstamos nuevos. Lo que se ha ahorrado en gasto social, gobiernos locales y otras áreas socialmente relevantes, ahora se destina al rearme y la guerra.

Dado que el tope de endeudamiento sigue aplicándose a todas las áreas fuera del rearme y la inversión, las medidas de austeridad continuarán sin moderación. Klingbeil se ha jactado de haber rechazado demandas adicionales por parte de sus colegas del gabinete por un valor de 50.000 millones de euros. Solo el número de empleados federales se reducirá en un 8 por ciento para 2029.

Tampoco se vislumbra una solución a la crisis que enfrentan las autoridades locales. Muchas temen que las reducciones de impuestos a empresas y ricos, introducidas por el gobierno federal a principios de mes, las lleven directamente a la quiebra. El llamado “impulsor de inversión” permite a las empresas declarar una mayor depreciación y, por lo tanto, pagar menos impuestos. El impuesto sobre sociedades, de cuyo ingreso la mitad va al gobierno federal y la otra mitad a los estados, se reducirá progresivamente del 15 al 10 por ciento.

El gobierno está cubriendo la crisis financiera de los seguros de salud y de cuidados mediante préstamos que estas entidades deberán reembolsar. Klingbeil ha justificado esta medida diciendo que sus ingresos aumentarán nuevamente con la recuperación económica. Pero eso es un cálculo ingenuo. Las asociaciones empresariales y la prensa económica ya están presionando para aplicar recortes masivos al gasto social y a las pensiones. El gobierno lo hará a más tardar cuando el aumento del servicio de la deuda consuma una gran parte del presupuesto.

Antes de partir a la cumbre de la OTAN el martes, el canciller Friedrich Merz enfatizó que Alemania no está aumentando su gasto militar “para hacerle un favor a Estados Unidos y a su presidente. Lo hacemos basándonos en nuestras propias opiniones y convicciones”. Eso es indudablemente cierto. Sin embargo, la afirmación de Merz en su declaración gubernamental de que lo que está en juego es la paz en Europa y la protección frente a supuestos ataques planeados por Rusia, es una mentira.

Desde hace años, representantes destacados de la élite alemana exigen que Alemania vuelva a desempeñar un papel político y militar en el mundo acorde con su peso económico. El gobierno de Merz ha declarado su objetivo convertir a la Bundeswehr (Fuerzas Armadas alemanas) en el ejército más fuerte de Europa.

Con el avance de la OTAN hacia Europa del Este y su apoyo al golpe de Estado de 2014 en Ucrania, las potencias occidentales provocaron un ataque reaccionario del régimen de Putin, que se sintió rodeado y amenazado en su existencia. Desde entonces, Alemania ha avivado deliberadamente la guerra en Ucrania, apoyándola con entregas de armas por valor de miles de millones y saboteando cualquier solución negociada que no implique la rendición total de Moscú.

Por primera vez, las fuerzas armadas alemanas han desplegado de manera permanente una brigada en Lituania, en una ubicación estratégica clave que las situaría en el centro del conflicto si escala la guerra con Rusia.

El objetivo no es solo el control total sobre Ucrania, sino también la subordinación y destrucción de Rusia, así como el acceso sin restricciones a sus valiosos recursos naturales. En un mundo cada vez más dominado por conflictos entre grandes potencias, guerras comerciales y confrontaciones militares, el imperialismo alemán vuelve a expandirse en la misma dirección que en la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando también ocupó Ucrania e intentó subyugar a Rusia, o mejor dicho, a la Unión Soviética.

Estos son los objetivos que persiguen hoy Merz, Klingbeil y toda la clase dominante con su ofensiva de rearme. Deben ser detenidos. Esto requiere la construcción de un poderoso movimiento internacional de la clase trabajadora y la juventud que vincule la lucha contra la guerra, los recortes sociales y la dictadura con la lucha contra el capitalismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de junio de 2025)

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