Las elecciones celebradas en Taiwán el 13 de enero concluyeron con la victoria de Lai Ching-te, el candidato del partido Demócrata Progresista (DPP) proindependentista, quien derrotó a Hou Yu-ih del Kuomintang (KMT) y a Ko Wen-je del recién establecido Partido Popular de Taiwán (TPP). En alianza con los Estados Unidos, Lai solo acelerará la peligrosa confrontación con China de su predecesora Tsai Ing-wen, también del DPP.
Lai, quien será inaugurado en mayo, contó con el respaldo tácito de los Estados Unidos, quienes bajo las administraciones de Trump y Biden, han intensificado las tensiones con China sobre el estatus de la isla. Mientras nominalmente se ciñen a la política de Una China según la cual Washington reconoce de facto a Pekín como el gobierno legítimo de toda China incluyendo Taiwán, Estados Unidos ha socavado deliberadamente ese programa fortaleciendo los lazos políticos y militares con Taipei.
Los medios estadounidenses y extranjeros han destacado la victoria de Lai como un rechazo a la 'intromisión china' en las elecciones y un triunfo de la democracia. En realidad, Lai solo ganó la presidencia en base al sistema electoral de mayoría simple de la isla, con poco más del 40 por ciento de los votos.
Lai, quien se describió a sí mismo en 2017 como un 'trabajador pragmático para la independencia taiwanesa', minimizó su postura proindependentista durante la campaña, consciente de que la mayoría de los votantes temen una guerra con China. Pekín ha declarado repetidamente que busca una reunificación pacífica con Taiwán, pero recurriría a la fuerza si Taipéi declara formalmente la independencia de China.
La actual presidenta Tsai Ing-wen, quien no podía postularse de nuevo tras haber cumplido dos mandatos de cuatro años, trató de evitar cualquier conflicto inmediato al afirmar que Taiwán ya es un país soberano y no necesita declarar formalmente su independencia. Sin embargo, con el respaldo de Washington, Tsai fortaleció al ejército taiwanés en preparación para una guerra con China.
Durante la campaña, Lai se mantuvo en las formulaciones de Tsai y declaró que mantendrá el statu quo en el estrecho de Taiwán. Sin embargo, se opone a la reunificación con China y defiende una mayor independencia.
En julio, durante la campaña, Lai declaró que Taiwán busca estrechar lazos con Washington. Añadió provocativamente que espera el día en que 'el presidente de Taiwán pueda entrar a la Casa Blanca'. En otras palabras, que traten al presidente taiwanés como el líder de un país independiente. De igual forma, Lai declara que cualquier conversación con China debe ser 'de igual a igual', sabiendo muy bien que Pekín nunca aceptaría tal condición.
Lai transformó su rally de victoria en una celebración del nacionalismo taiwanés, diciendo a sus seguidores: 'Esta es una noche que pertenece a Taiwán. Logramos mantener a Taiwán en el mapa del mundo'. Mientras se afirma que mantendrá el statu quo del estrecho, añadió: 'Al mismo tiempo, estamos decididos a proteger a Taiwán de las continuas amenazas e intimidaciones de China'.
La compañera de fórmula de Lai, Hsiao Bi-khim, quien se convertirá en vicepresidenta, sirvió como embajadora de facto de Taiwán en los Estados Unidos. Conocida por su agresiva postura anti-China, se ganó el apodo de 'guerrera gatuna' por sus respuestas contundentes a los diplomáticos chinos calificados en los medios occidentales como 'guerreros lobo'.
El enfrentamiento con China sobre Taiwán solo ha salido a la luz a medida que Washington ha intensificado su ofensiva diplomática y económica contra Pekín junto con un enorme aumento militar en preparación para la guerra. De la misma manera que los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN incitaron a Rusia a invadir Ucrania, Washington busca transformar a Taiwán en una trampa militar para China, a quien ve como la principal amenaza a su hegemonía global.
Justo antes de las elecciones del sábado, la administración Biden filtró a los medios que los Estados Unidos iban a enviar una delegación de alto nivel a Taiwán encabezada por el ex asesor de seguridad nacional, Stephen Hadley, y el ex subsecretario de Estado, James Steinberg. El equipo tenía previsto llegar el domingo.
China, que considera a Lai un 'provocador' y ha advertido de los peligros de un conflicto si es elegido, reiteró la política de Una China e hizo un llamado a terminar con la intromisión extranjera en la isla. Un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores dijo: 'Cualesquiera cambios que ocurran en Taiwán, el hecho básico de que solo hay una China en el mundo y de que Taiwán es parte de China no cambiará'.
Para añadirle sal a la herida, los Estados Unidos y sus aliados, quienes en el pasado han ignorado en gran medida las elecciones de Taiwán, felicitaron a Lai. Un portavoz del Departamento de Estado estadounidense elogió a los taiwaneses 'por demostrar una vez más la solidez de su robusto sistema democrático y su proceso electoral'. El ministerio de Relaciones Exteriores de China respondió declarando que la declaración 'violó seriamente las promesas de los Estados Unidos de que solo mantendría lazos culturales, económicos y otros no oficiales con Taiwán'.
Si bien Lai y el DPP ganaron la presidencia por un tercer mandato, el resultado de las elecciones no fue un apoyo rotundo a sus políticas. El candidato del KMT, Hou, recibió el 33,5 por ciento de los votos, mientras que el llamado independiente Ko y su TPP obtuvieron el 26,5 por ciento. Juntos, los dos candidatos que favorecen una reducción de las tensiones con China recibieron el 60 por ciento de los votos. Lai es el primer presidente elegido con menos del 50 por ciento de los votos.
Además, el DPP ha perdido el control del Yuan legislativo o parlamento. De 113 escaños, el DPP obtuvo 51 y el KMT 52, con el TPP manteniendo el equilibrio de poder con ocho escaños. Las elecciones también revelaron una amplia alienación de todos los partidos del establishment, con la segunda participación electoral más baja de poco más del 71 por ciento.
El KMT fue expulsado de China en la Revolución China de 1949 y se refugió en Taiwán con la asistencia y protección del ejército estadounidense. Bajo el General Chiang Kai-shek, estableció una brutal dictadura militar sobre la isla que mantuvo su gobierno mediante la ley marcial.
La amarga rivalidad con Pekín se relajó cuando el Partido Comunista Chino comenzó la restauración capitalista a partir de 1978 y se abrieron oportunidades para que las corporaciones taiwanesas explotaran la mano de obra barata en el continente chino. El KMT se adhiere a lo que se conoce como el 'Consenso de 1992' que reconoce la 'Una sola China' pero permite diferentes interpretaciones de lo que eso significa. El DPP rechaza de plano el Consenso de 1992.
El DPP cobró prominencia en medio del movimiento de protesta y huelga a finales de los años 80 que finalmente obligó al KMT a conceder elecciones populares. Su apoyo electoral ha caído después de ocho años en el poder en medio de una profunda crisis social y económica. Los jóvenes en particular se han sentido alienados por una desaceleración económica que ha llevado a la falta de empleo, bajos salarios y precios escalofriantes, especialmente en vivienda. El DPP ha tratado de capitalizar este descontento mientras ofrece propuestas limitadas para abordar los problemas sociales.
La postura adoptada por la nueva administración de Lai que asumirá en mayo sin duda agravará las tensiones en el estrecho de Taiwán. Sin embargo, es Washington, ya inmiscuido en guerras en Europa y el Medio Oriente, el principal instigador de la campaña bélica contra China en todo el Indo-Pacífico, ahora centrada, por, sobre todo, en Taiwán.
(Publicado originalmente en inglés el 15 de enero de 2024)